Riñones

Las complicaciones en los riñones (conocidas como nefropatías) se presentan aproximadamente en el 40% de las personas con diabetes tipo 1, generalmente aparece entre 15 y 20 años después de haber sido diagnosticada la diabetes, la sufren en menor frecuencia y con progresión más lenta quienes tienen diabetes tipo 2.

Se diferencian 5 estadios en esta complicación, la siguiente figura puede ayudarnos a determinar en cuál nos encontramos:



Cabe destacar que las siglas "TFG" hacen referencia a la Tasa de Filtrado Glomerular, este parámetro mide cómo están filtrando los riñones una sustancia de desecho producida por los músculos llamada creatinina, por lo que hay que tener en cuenta que la práctica de deporte puede arrojar un falso positivo.

- Estadio I: el mencionado TFG aumenta hasta un 40% por encima de lo normal, los riñones pueden aumentar de tamaño, en los análisis de orina puede aparecer una proteína llamada albúmina en cantidades muy pequeñas (microalbuminuria). Si se alcanza un control adecuado de la glucemia se corrigen los cambios mencionados.

- Estadio II: se detectan alteraciones en los tejidos, se puede detectar albúmina en la orina de forma transitoria o recurrente.

- Estadio III: suele producrise tras una evolución de entre 5 a 15 años, se caracteriza por:
  • Microalbuminuria persistente: entre 20 y 200 mcg/min, ó 30 a 300 mg/día, en tres determinaciones durante un periodo de 3 a 6 meses
  • La mencionada TFG se mantiene estable y dentro de límites normales
  • La albúmina en orina aumenta a razón de 25 µg/min al año
La combinación microalbuminuria + hipertensión acelera la progresión de esta complicación.

- Estadio IV: la tasa de excreción de proteínas en orina sobrepasa los 300 mg/día, la TFG disminuye a ritmo de 1 ml/min mensual, suele aparecer hipertensión arterial, casi todas las personas que se encuentran en esta etapa también presentan retinopatía diabética, de no estar presente se deben descartar otras causas para el daño renal.

- Estadio V: en este estado se produce la insuficiencia renal crónica terminal, es decir, los riñones se vuelven incapaces de filtrar las toxinas ni otras sustancias de desecho.

Como todas las dolencias, existen una serie de factores que aumentan las probabilidades de sufrir nefropatía diabética:
  • Tipo de diabetes: es más frecuente en la diabetes tipo 1 que en la tipo 2
  • Hiperglucemia: su papel en la progresión del daño renal es importante en las primeras etapas de la dolencia, el aumento del TFG y del tamaño de los riñones guarda una relación directa con los niveles de glucemia, un control adecuado revierte ambas alteraciones. No obstante, una vez que se presenta la proteinuria persistente, la evolución hacia el estadio V no se ve modificado de manera significativa por el control glucémico
  • Hipertensión: la hipertensión acelera el daño renal
  • Dieta alta en proteínas: este tipo de dietas pueden acelerar la nefropatía
  • Factores genéticos: quienes cuentan con familiares con antecedentes de nefropatía tienen un mayor riesgo de sufrirla
  • Obesidad
  • Tabaquismo
A toda persona con diabetes tipo 1 se le deberían realizar estudios del funcionamiento de los riñones a los 5 años de diagnóstico, en cambio, a los diabéticos tipo 2  se les debe realizar desde el momento del diagnóstico, ya que resulta imposible determinar con total exactitud cuándo comenzó su diabetes.

En el siguiente esquema podemos ver cómo se realiza el manejo de la nefropatía diabética:


Hay que destacar que las siglas IECA hacen referencia a una clase de medicamentos llamados "Inhibidores de la Enzima Convertidora de Angiotensina" (catopril, enalapril, lisinopril, ramipril...) se suelen utilizar para tratar la hipertensión arterial. Como dato curios podemos mencionar que este tipo de sustancias se descubrieron por primera vez en venenos de serpientes.
Los bloqueadores de aldosterona son medicamentos que se oponen a los efectos de la hormona aldosterona en los riñones, su efecto es diurético ahorrador de potasio, es decir, favorece la producción de orina pero conservando el potasio.

Finalmente, merece la pena recalcar que una vez alcanzado el estadio IV, el progreso a la insuficiencia renal crónica terminal es inevitable, por lo que resulta extraordinariamente importante detectar esta dolencia en sus primeras fases y realizar un seguimento adecuado.


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